jueves, 12 de agosto de 2010

La Argentina del Centenario, el anhelo de los egoístas

"Yo hubiera estado allí, y estoy seguro que mis amigos de la mesa de enlace: Eduardo Buzzi, Carlos Garetto y Mario Llambías hubieran estado conmigo. Hubiéramos estado allí; apoyando a Manuel Belgrano en su tarea de promoción de la agricultura, a la que consideraba un pilar fundamental del progreso económico de las naciones." Decía Biolcati hablando de la Revolución de Mayo al empezar su triste discurso del 31/07.

Lo que no alcanzó a explicar era la manera en que Belgrano apoyaba la agricultura. Además, nuestro amado Manuel Belgrano bien sabía que "ni la agricultura ni el comercio serían casi en ningún caso suficiente a establecerse la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria. No hay desarrollo si este ramo vivificador no entra a dar valor a las rudas producciones de la materia y pábulo a la permanente rotación del otro." En Memoria al Consulado de 1802, el prócer decía “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus Estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aún atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas”.

Belgrano era un economista, como bien muchos sabemos, y como tal sabía perfectamente que las grandes extensiones de campos sin cultivar pero que eran de propiedad privada debían ser puestas a producir inmediatamente. Su reforma agraria, de la cual no habló Biolcati, se basaba en la expropiación de los campos sin producción y su puesta a disposición de aquellos que no tenían nada para que los trabajen, se atacaban así tres problemas simultáneamente. La distribución de la tierra, la producción y el desempleo.

Contrariamente a lo que sucede en el campo actual, Belgrano “estaba convencido que no debían venderse al exterior, los productos sin manufacturar, dice Héctor Raúl Sandler del Instituto de Capacitación Económica de Buenos Aires, todo el proceso productivo debía desarrollarse dentro del país”.

Lamentablemente el egoísmo, la avaricia de los poderosos dueños de la tierra, llevaron a que no se respetara estas ideas del prócer. Muchos de los productos que salen del territorio nacional, se venden al exterior en su estado primario, sin obtener el aprovechamiento que le daría trabajo y ganancias a los argentinos. Textualmente decía: "es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se le dan propiedades ( …) que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que tienen sus tierras enteramente desocupadas, y están colinderas con nuestras poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes propietarios y no tienen ni en común ni en particular ninguna de las gracias que les concede la ley, motivo porque no adelantan …."

En uno de sus últimos artículos en el Correo de Comercio, en donde solía escribir y desde donde los historiadores extraen la mayoría de las ideas económicas plasmadas por Belgrano, este resaltaba la necesidad imperiosa de formar un sólido mercado interno, condición necesaria para una equitativa distribución de la riqueza. “Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor de objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación, porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, así para el creador como para el consumidor, de que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa".

No estamos diciendo que debemos dejar de exportar granos ni materia prima, no somos unos idealistas comunistas. Estados Unidos exporta granos también y los procesa simultáneamente, se pueden hacer las dos cosas a la vez.

En otro pasaje del discurso Biolcati dice: "Hay que ser pobre para saber que cuando llega la inundación, Cuando un hijo está "volando de fiebre", o al borde de la desnutrición, cuando se está a punto de parir; se necesita ayuda." Unas líneas más abajo continuo: Esta es la Argentina del Bicentenario:
Un país inmensamente rico, que está lleno de pobres.
En el primer centenario, la Argentina ocupaba el 8° lugar entre los países del mundo.
Cien años después, estamos disputando el puesto 57.


La respuesta a esta crítica miope de Biolcati la dará Felipe Pigna en el vídeo. Ser 8vo en el mundo en PBI no significa nada si no se distribuye la riqueza entre sus habitantes de manera equitativa (o lo menos desigual posible). Pero antes, me parece interesante esta reflexión del por entonces jóven oficial Perón durante su estadía en Paraná en 1914, casi casi la Argentina del Centenario: "Fue mi primer contacto con una realidad que contemplé con preocupación no exenta de emoción. Allí vi por primera vez, ya a conciencia, las miserias fisiológicas y sociales. En un país con 50 millones de vacas, más del 30% de los conscriptos era rechazado del servicio por debilidad constitucional, y los que se incorporaban venían semidesnudos, como provenientes de la mayor miseria".

Lo triste de toda esta situación es que detrás de los super poderosos de la SRA, están los pobres chacareros que trabajan con sus propias manos. Que se endeudan y cosechan casi a mano sus siembras. De haberse aprobado la 125 (con sus modificaciones, la original estaba terriblemente mal hecha) la situación de la FAA sería mucho mejor por ejemplo.

La Argentina del Centenario


Y para distendernos un poquito, les dejo dos videos cortitos pero muy interesantes.

Los inicios del Tango y de la Revolución Obrera


Delicias de nuestra historia

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